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15 marzo, 2018
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Esclerosis múltiple: síntomas y tratamiento
La esclerosis múltiple (EM), también denominada mielopatía desmielinizante, es una enfermedad autoinmune y crónica del sistema nervioso central que afecta el cerebro y la médula espinal. Se encuentra presente en todos los países del mundo y se considera una de las enfermedades neurológicas más frecuentes entre los adultos jóvenes, de 20 a 30 años de edad, con una preponderancia de casi 2 a 1 a favor de las mujeres sobre los hombres.
Sin embargo, puede aparecer a cualquier edad y es calificada como una de las que más afectan la vida de la persona que la sufre, pues surge cuando la misma está iniciando o desarrollando las etapas iniciales de su vida adulta, familiar y profesional.
La enfermedad fue descrita por primera vez en el siglo 19 por un equipo conformado por el médico y patólogo británico Robert Hooper, el profesor de patología británico Robert Carswell y el profesor de anatomía patológica francés Jean Cruveilhier.
Sin embargo, a pesar de detallar con esquemas y dibujos esta dolencia, no la calificaron como una enfermedad diferente a otras que afectan el sistema nervioso central.
En 1863 el patólogo sueco Georg Eduard von Rindfleisch señaló que las lesiones asociadas estaban distribuidas alrededor de los vasos sanguíneos.
En base a estos trabajos previos, el neurólogo francés Jean-Martin Charcot (1825-1893), avanzó en la descripción clínica y patológica de esta dolencia y la identificó con el nombre de esclerosis en placas diseminadas, reconociendo que era un tipo diferente de enfermedad neurológica.
¿Cuáles son las causas de la esclerosis múltiple?
La esclerosis múltiple se origina en la inflamación y posterior daño en la capa protectora de las neuronas, denominada capa de mielina, formada por proteínas y grasas que aíslan del exterior las redes de neuronas por las cuales los impulsos nerviosos se transmiten entre cuerpo y cerebro.
A consecuencia de este daño en la capa de mielina, se producen cicatrices que generan a su vez problemas en el funcionamiento del nervio afectado, que puede dejar de trabajar totalmente o bajar la intensidad con la que trasmite las señales eléctricas necesarias para el movimiento, sentidos y pensamiento.
Se clasifica como enfermedad autoinmune porque es el sistema inmunológico del propio cuerpo el que ataca esta capa protectora, en cualquier punto del cerebro, médula espinal o nervio óptico.
Hasta el momento no se ha determinado con exactitud la causa que provoca esta enfermedad, pero se sospecha que es consecuencia de la acción de un agente viral, defectos genéticos o la combinación de ambos.
Otros estudios parecen indicar que el medio ambiente puede tener influencia en el desarrollo de la esclerosis múltiple en ciertas personas.
¿Cuáles son los síntomas de la esclerosis múltiple?
Debido a que la destrucción de la capa de mielina puede ocurrir en diferentes lugares del cerebro o médula espinal, los síntomas serán diferentes de paciente en paciente y afectarán la capacidad de diferentes partes del cuerpo para cumplir sus funciones o movimientos normales.
Una primera categoría de síntomas se relacionan con los músculos e incluyen espasmos musculares, pérdida de equilibrio o vértigo, dificultad para mover brazos y piernas, problemas para caminar y entumecimiento o sensaciones de calor o frío en cualquier parte del cuerpo.
Además aparecen problemas para coordinar movimientos finos y una sensación de debilidad en miembros superiores e inferiores, tanto de un lado del cuerpo como de ambos lados.
En algunos casos los síntomas musculares incluyen temblores en miembros superiores e inferiores, que no pueden ser controlados por la persona.
Otro conjunto de síntomas vinculados al desarrollo de la esclerosis múltiple se denomina síntomas vesicales e intestinales y como su nombre lo señala, tienen que ver con las funciones de los órganos digestivos inferiores y sistema urinario.
Esto incluye estreñimiento repentino en personas que siempre fueron regulares en su patrón de evacuación, o por el contrario, una brusca y repentina expulsión de las heces, sin poder controlarlo.
Otra manifestación es la necesidad frecuente de orinar que puede ir acompañada de una urgencia intensa de hacerlo, pero al mismo tiempo dificultad para abrir el esfínter de la uretra y dejar salir la orina.
Al igual que en el caso de los intestinos, en muchas personas se pueden presentar situaciones regulares de incontinencia urinaria.
El tercer grupo de síntomas de la esclerosis múltiple se vincula con el sistema óptico y se denominan síntomas oculares.
Estos incluyen molestia en los ojos, acompañados o no de una pérdida de visión en un solo ojo, movimientos oculares que se realizan espontáneamente y sin control del paciente y visión doble.
A esto se une el grupo de síntomas cerebrales y neurológicos, consecuencia de daños en cerebro y médula espinal.
Estos incluyen una variedad de problemas como sensación de hormigueo o ardor en brazos y piernas, dolor en el área de la cara y espasmos musculares acompañados de dolor en cualquier parte del cuerpo.
Además se puede apreciar una pérdida de la memoria y problemas con la capacidad de discernimiento.
Un buen porcentaje de pacientes afectados a nivel cerebral manifiestan problemas para mantener la atención en un tema o actividad por un período de tiempo o la directa imposibilidad o dificultad para resolver problemas, incluso de baja complejidad.
También se puede ver afectado el sentido de la audición, que disminuye su capacidad, situación denominada hipoacusia.
En muchas personas afectadas por estos síntomas se desarrolla un estado de depresión o pérdida del ánimo que hace más complicada su situación y que requiere atención adicional a nivel psicológico y familiar.
Otra clasificación de síntomas de la esclerosis se relaciona con problemas en el funcionamiento sexual del individuo afectado.
Los hombres pueden sufrir problemas de erección en hombres y las mujeres problemas para lubricar naturalmente su vagina, incluso en momentos en que sienten excitación sexual, Esto contribuye también a reforzar los casos de depresión entre pacientes jóvenes.
Finalmente, puede haber problemas para masticar alimentos y tragar, así como una pérdida de la capacidad para hablar de manera coherente y articulada.
Todos los síntomas pueden manifestarse por períodos de tiempo que van de días a meses, con etapas de remisión también de duración muy variable según la persona
¿Como se diagnostica la esclerosis múltiple?
Para un diagnóstico exacto se deben descartar en principio otras dolencias neurológicas o enfermedades que provoquen síntomas similares a la esclerosis.
Esto toma en cuenta si hubo al menos un ataque en cerebro o médula o si ha repetido más de una vez, si hay disminución funcional en dos zonas diferentes del sistema nervioso central en distintos momentos o si ha disminuido la función nerviosa en una zona del cuerpo.
Exámenes externos en los ojos pueden detectar repuestas anormales en los reflejos de la pupila ante luz de diferente intensidad, movimientos repentinos no controlados del ojo al mirar de un lugar a otro del campo visual y pérdida de la agudeza visual.
Los exámenes internos por su parte incluyen exámenes sanguíneos para detectar otras afecciones neurológicas similares, resonancias magnéticas en cabeza y columna para ver variaciones en sus estructuras y exámenes del líquido cefalorraquídeo.
La evaluación clínica permitirá identificar el tipo de esclerosis múltiple que afecta a la persona, según una tabla que agrupa los cuatro tipos más frecuentes.
El primero es la esclerosis múltiple benigna, donde tras uno o dos ataques a la capa de mielina se presenta una remisión y una recuperación completa. Además no se detecta ningún avance de la enfermedad y sus síntomas son de menor intensidad que las otras variedades.
El segundo tipo es la esclerosis múltiple remitente-recurrente. En este los síntomas disminuyen o desaparecen en un período que puede durar de días a meses, seguido de nuevos ataques y posteriormente de nuevas etapas de remisión o cese de los síntomas. En esta variedad los daños a las neuronas siguen avanzando incluso en las etapas de remisión.
La tercera clase es la esclerosis múltiple progresiva secundaria, en la que la enfermedad cambia tras varios años y los síntomas siguen avanzando de manera lenta. Este tipo sigue siendo investigado a la fecha.
La cuarta clase es la esclerosis múltiple progresiva primaria, que afecta a un 10 por ciento de los pacientes y que se caracteriza por un avance crónico de la enfermedad desde el momento de su manifestación, sin remisión de los ataques.
¿Cuál es el tratamiento para la esclerosis múltiple?
Aunque no se ha descubierto una cura para la esclerosis múltiple, hay varios tratamientos que pueden hacer más lento su progreso y controlar los síntomas.
Estos se suelen recetar para su consumo por un tiempo bastante prolongado y tratan de cubrir los síntomas que más afectan la calidad de vida del paciente, como los espasmos musculares, incontinencia urinaria, escape de heces y depresión.
A esto se unen técnicas complementarias como fisioterapia para estimular los músculos y recuperar la coordinación motora fina y terapia ocupacional para mejorar el control fino de las manos a través de labores diversas y repetitivas.
De ser necesario el paciente puede utilizar caminadores, sillas de ruedas y otros dispositivos para ayudarlo a moverse con seguridad dentro y fuera de su hogar. Algunos pacientes requieren equipos diseñados para reducir la presión en la columna y disminuir la fuerza de contracción en las piernas.
ADVERTENCIA: Este artículo no debe considerarse como un equivalente de una consulta médica profesional. Consulte a su médico de confianza ante cualquier duda sobre este u otro tema relacionado con su salud.